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la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes…
7 de agosto 2009.
llegada a guayaquil…carreras. entradas de colores raros. más carreras. un bolón en el café de la tere.
entrar a la cancha del estadio modelo, recordando que nunca fuimos futbolistas y que tal vez era una cosa que nunca íbamos a hacer en la vida. una llamada telefónica a la tropa cósmica (hermandad del éter) y conseguimos pasar a sillas.
es cierto, mucha de la gente que nos rodeaba no sabía qué pasaba, pero la gran mayoría estaba ahí para escuchar al maestro.
comenzó la noche don héctor napolitano, doña beatriz parra, un flautista cuyo nombre no recuerdo y que me pareció que estuvo fuera de contexto, hugo hidrobo y el silencio se hizo en la noche…
habían pasado muchos años bajo el puente, muchas vidas, algunas muertes, muchos silencios y distanciares. acercamientos y muertes por venir.
y allá, a lo lejos, bajo un sombrero del viejo chagall, apareció silvio. solo, poeta, jugando con su voz y con sus silencios.
cuando pensé en este post quise recordar todo lo que sentí esa noche. pero no pude ni puedo.
solo se me llenan, de nuevo, las lágrimas de ojos, y solo me queda compartir un silencio parecido a la más bella poesía.
gracias luna, gracias noche…
gracias maestro y que todo lo malo desaparezca bajo un sortilegio.
(especialmente quiero mandar un abrazo a la tropa cósmica y a sus gentes preciosas…)
una imagen vale más que cien lagrimitas causadas por la poesía…
acá hay un video de mi canción favorita. fue la única que no canté, para poder tener el video limpiecito de mí. espero que lo aprecien…
desde un baúl
mi abuelo era poeta. me acompañaba todo el tiempo a cortarme el pelo (sin duda me hubiera retado terriblemente por el pelo que llevo largo desde el 88), pero mi abuelo era un cómplice maravilloso. en estos días de vacaciones escolares recuerdo que un paseo maravilloso era ir a pasar en casa de los abuelos. no era uns hacienda, no tenía vistab al río. era un departamento màgico con vista a una calle cualquiera de apellido sànchez. pero era un departamento lleno de libros, de revistas, de largas horas conversando con mi abuelo (cuando él se nos adelantóa a la muerte, yo tenía 13 años, así que imaginar qué tan interesante era yo para sus charlas, es difícil de imaginar).
sin embargo, eran vacaciones geniales. comiendo el tostado de mi abuelita, tomando jugo de naranja y conversando con el abuelo hugo.
cerca del final de su vida, me pidió que escogiera los libros que quisiera de su inmensa biblioteca, pero yo no pude. mi abuelo estaba vivo y me era imposible llevarme sus libros, que eran sus hijos. tomé uno, escrito por él mismo y fue lo único que aun conservo.
esos recuerdos que se amontonan vienen con el sabor del dulce de chocolate que comíamos juntos metiendo el dedo y chupando, como dos niños mismo.
estos días de ir soñando e imaginando de nuevo la vida me acordé de mi abuelo. “el surtidor romántico” le decían. mi abuelo es poeta y, sobre todo, siempre fue un tipazo con este nieto que le salió pelilargo y refunfuñón…
desde la política…
desde niño me interesó lo que pasaba en la política del país.
participé activamente en innumerables acciones y espero seguir participando. siempre buscando ver un poquito más allá. y confieso haber tenido un vicio: yo era el único que escuchaba las sesiones del congresos que se transmitían por radio. y además disfrutaba de adivinar por donde iban a hacerse las alianzas, los votos. me divertía pronosticando resultados. suena un poco enfermizo, pero eso me dio un olfato político para distinguir algunas cosas y para descubrir detrás de las «buenas voluntades» siempre los intereses reales, no siempre muy «santos».
estos pensamientos se cruzaron esta mañana cuando se instala el congreso nacional de nuevo y se escuchan a los políticos hablar de alianzas, acuerdos, cargos y un montón de voces extrañas que me vuelven a evidenciar que si bien la democracia siempre es mejor que una dictadura, de todas formas se trata solo de un juego de poderes para poder organizar un país. o tratar. o destratar. o desarmar.
a veces estos juegos políticos golpean vidas, rompen relaciones, desarman lo real.
a veces, solo a veces…
(Nota: el retrato es de mama tránsito amaguaña, una de las mujeres que mejor comprendió la política del país, y el artista es el maestro enriquestuardo álvarez. la foto está alojada en www.enriquestuardo.blogspot.com)
la muerte en tiempos de internet
el otro día o noche, pensaba o soñaba, qué pasaría con mis identidades vituales si malhadada me encontraba, desarmado, la muerte en un zaguán…
y no tuve ninguna respuesta.
en este mundo 2.0 se van creando identidades, redes sociales, redes de fotos, de música, blogs, twitter y muchas otras huellas que van imaginando identidades, que si bien nos pertenecen, se van enredando.
y si somos tan desconfiados de todo que vamos creando contraseñas distintas para cada identidad, la cosa se vuelve más difiícil.
después de la muerte debe ser terrible que sigamos apareciendo en facebook con comentarios que fuimos construyendo en vida, o que nuestra propia familia y gente que nos bienquiere que pueda seguir encontrando las fotos de flickr o los videos, y no pueda cerrar el círculo invitable y sanador del luto.
las alternativas que se me ocurrían giraban alrededor de entregar a alguine muy confiable las claves de nuestra vida virtual, para que cierre círculos en caso de muerte, pero, honestamente suena aterrador el encargar a alguien esa tarea.
en fin, si el silencio nos sobreviene a las palabras virtuales…sería ideal que alguna forma automática nos borre para siempre de todo lado. de la vida, de los recuerdos, de la muerte misma…
(leí algo sobre la muerte de la bloggera más anciana del mundo http://worldsoldestblogger.blogspot.com/, y algo también en www.elotroblog.com )
(la ilustración es una foto de un alebrije, publicada en http://farm4.static.flickr.com/3378/3548002324_23f96e5cf2.jpg, bajo licencia Creative Commons)
en un rincón del cuarto…
el tiempo se escurre bajo la puerta
las hadas bailan charangos colagados con los armadillos desnudos en el centro de la alfombra.
por la ventana solo las nubes
y en un rincón del cuarto
donde tengo la pena que van dejando amontonada los adioses…
sería fácil no escribir
no sentir
no dormir para dejar de soñar.
pero también sería fácil aprender a contar en idiomas que ya no se usan
o a construir castillos en el aire en vulcanizadoras…
nada de eso es sencillo hoy
miro mis manos y están entrelazadas una a la otra
como suplicantes
miro mis pies
y no los miro caminar
miro las letras
las letras
todas las letras
y ya no cantan
y el silencio me corta en dos la mejilla del alma…
Cuentos de otros (1)
De vez en cuando voy a publicar textos de otros, que me parece, serán disfrutados, comenzamos con un maravilloso microcuento de un autor colombiano. La literatura es precisamente ese disfrute que nace del segundo después de la lectura…
REENCUENTRO CON UNA MUJER
La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió, y cuando ella se apeó del bus él la siguió. Fue tras ella a corta pero discreta distancia, y luego de alejarse a un lugar solitario la mujer se volvió. Sostenía con mano firme una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y descubrió en sus ojos la venganza.
–Todo fue un sueño –le dijo–. En un sueño nada tiene importancia.
La mujer no bajó la pistola.
–Depende de quién sueñe.
Luis Fayad
(Nació en Bogotá en 1945. Ha publicado las novelas: Los parientes de Ester (1978), Compañeros de viaje (1991), La caída de los puntos cardinales (2000). Dentro del género del cuento: Los sonidos del fuego (1968), Olor de lluvia (1974), Una lección de la vida (1984), La carta del futuro (1993), El regreso de los ecos (1993), y Un espejo después (1995).)
al maestro jorgenrique
el día que decidí volver a poner en el aire este juego de palabras, recibí una noticia que congeló mis palabras por algunas semanas. gracias ( o desgracias) a twitter me enteré de la noticia algunas horas antes que los medios de difusión masiva. aunque sabíamos que estaba grave, sabíamos que estaba enfermo, sabíamos y sabíamos, de todas formas, la muerte se presenta siempre con un traje de dolor inevitable.
el primer libro que tuve de adoum fue un intercambio, lo canjeé por otro a un amigo que no sabía nada de poesía. estábamos en segundo curso de colegio y yo empecé a enamorarme de su palabra. lo veía tan perfecto en el uso del lenguaje, tan distante como solo pueden estarlo quienes ya descubrieron el camino de la poesía.
luego, vino el lanzamiento de «entre marx y una mujer desnuda», recuerdo las palabras de raúl pérez torres «estamos adoumecidos, con la cerveza, perdón, la certeza de descubrir su palabra».
y así me quedé, adoumecido…
pero fue en este siglo que tuve la revelación. pude conocer en persona al maestro y a su esposa nicole. pude pasar algunas horas conversando, fumando tabacos mentolados, y añorando esos vodkas helados en botellas chiquitas.
2004: esos días que pasamos metidos en sus carpetas personales, leyendo y releyendo los recortes, apuntes, notas, cartas. originales de neruda en tinta verde, esos días son inolvidables. preparamos el texto con la candidatura para el premio cervantes, y estamos seguros que, si hubiéramos tenido un poco más de apoyo político, se lo hubiera ganado.
2005: «portadores de una utopía»: recuerdo el acto maravilloso , suerte de ópera, montada en el teatro nacional para homenajear su vida y obra, textos leídos, músicalizados, actuados, bailados, todo para que el ecuador y el mundo reconozca la obra del maestro adoum.
2006: el trabajo hormíguico de recolectar, leer, preparar y amar sus obras in-completas, porque siempre estuvimos seguros que su obra nunca iba a terminar…
2007: y recuerdo, esa primera sesión de «el poeta y su voz», teatro nacional lleno, y en el escenario, un escritorio, una lámpara y un poeta. jorgenrique con su magia, sus silencios, su palabra. el teatro en silencio absoluto. hasta el aplauso final, en el que el poeta tuvo que detenerse y agradecer y sonreir y saber que la poesía puede hacer el milagro.
después la vida siguió, y yo me declaro adoumecido desde siempre. y quizás más, luego de conocer, charlar, escuchar personalmente al maestro.
ahora nos queda su palabra, la sombra de lo que fuimos y de lo que somos, y los recuerdos -misteriosos hilos que lanzamos al mundo para no olvidarnos de vivir- y nos queda bichito, y nos recubren algunas certezas, algunos dolores y una vasija de barro que nos espera implacable. salud jorgenrique, y sin duda estarás brindando en algún con benedetti quien no soportó la muerte solo y te mando llamar…salud poeta.